La Escocesa ha puesto en marcha un programa de acompañamiento a residentes (PAR) que, junto a las Studio Visits y otras iniciativas de la fábrica de creación, se orienta a mejorar las condiciones de producción y difusión del trabajo de les artistas en residencia. Durante los primeros meses de 2024 hemos realizado una serie de encuentros con les artistas, para definir cómo se desarrollará el acompañamiento. Como resultado de este diálogo, el PAR tomará cuerpo a través de tres ramas:
Les acompañantes son artistas, comisaries, pensadores, filósofes, académiques o activistas cuyos saberes y modos de hacer pueden ser de utilidad para el desarrollo (material, conceptual) de la práctica de les artistas residentes. El paso de estas personas acompañantes por La Escocesa no será puntual. Junto a un grupo de residentes, formarán líneas de confluencia, en base a intereses comunes y compartidos, de un modo temático y/o metodológico. De este modo, el acompañamiento se desarrollará creando sinergias e intercambios sostenidos en el tiempo entre les artistas y les acompañantes invitades.
En 2024 les Acompañantes serán Mireia Sallarés y Patricia Dauder.
Pedirle a la Luna es una bolsa de recursos para la práctica artística, gestionada por les artistas residentes a través de reuniones colectivas, con el seguimiento del personal de producción de La Escocesa. Para acompañar las necesidades variables de los procesos creativos, la bolsa se alargará en tres momentos en el año, siguiendo el calendario lunar. Les artistas residentes pueden orientar los recursos a la compra de materiales o herramientas para la comunidad, aunque cabe también la obtención de bienes inmateriales (como formaciones, orientaciones o asesorías). Aquello que se le pide a la Luna deberá cumplir tres requisitos: ser aprobado colectivamente; tener utilidad o ser necesario para las prácticas de varies artistas residentes; y, en caso de quedar algún bien, este pasará a formar parte del conjunto de recursos La Escocesa.
La filósofa feminista Silvia Federici ha llevado a cabo una recuperación genealógica del concepto de “gossip” (chismorreo, comadreo), indicando cómo en sus orígenes no poseía las connotaciones peyorativas que ahora le otorga el patriarcado. Por el contrario, daba cuenta de la solidaridad, la sororidad, el poder de las mujeres unidas mediante la palabra y la actividad colectiva.
El comadreo se propone como un espacio orgánico en el que se ponga en marcha un pensar-hacer grupal entre les artistas residentes interesades. Se propondrá la apertura de espacios de encuentro, no solo mediados por procesos de hipersocialización e intercambio mediante la palabra ante un grupo, ya que estos modos de encuentro pueden producir la exclusión de algunas personas que, por ciertas circunstancias, encuentran complicado desenvolverse continuamente en marcos de sociabilidad directa. Al hacer una actividad concreta, al poner el cuerpo en marcha junto a otros cuerpos, se generan relaciones basadas en el estar juntes.