La antropóloga Anna Tsing dice que ‘vivir en una época de catástrofe planetaria comienza así, con una práctica a la vez humilde y difícil: notar los mundos que nos rodean’.
El barbecho ofrece consuelo a un planeta exhausto, quemado y explotado. Dejar en barbecho es dar tiempo y espacio para que la tierra descanse, para evitar la sobreproducción, para volver a ser fértil en los ciclos por venir. A través de la regeneración del suelo se restauran las condiciones para que la vida, y su sostén, tengan lugar: el poder biodiverso de los ecosistemas de los que hacemos parte.
El programa se plantea un proceso de regeneración institucional a través del cual (re)pensar no sólo las múltiples estructuras que dan sostén a la institución, sino también los procesos que tienen lugar para que dichas estructuras pervivan. Basándose en la técnica agrícola del barbecho, la institución se repliega y pausa para poder volver a cultivar(se). Durante este tiempo, se quiere atender a los procesos de cuidado y transformación necesarios para dar respuesta al actual colapso eco-social del que hacemos parte.
Las principales líneas del programa son:
Nuestro programa se ha delineado, durante varios meses, a través de un período de escucha activa y trabajo colectivo con el equipo y la comunidad de La Escocesa. Ese notar la institución y sus singularidades, a través del diálogo con quienes la practican cada día, nos ha permitido pensar el presente y futuro de La Escocesa.
La coherencia entre el decir y el hacer es un planteamiento esencial en el funcionamiento de nuestra gestión. Las ideas han de ser llevadas a la práctica y por eso las metodologías son concebidas como parte de la programación misma, que a su vez genera metodologías y da forma a los modos de hacer. Dentro de una estructura y funcionamiento porosos, lo discursivo, lo representacional y la gestión se retroalimentan constantemente.